Estrés térmico en el trabajo

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El estrés térmico en el trabajo es un fenómeno que afecta a muchos trabajadores, especialmente en condiciones de altas temperaturas a aquellos que trabajen en exteriores. Bien sabemos en España que este tipo de estrés puede tener consecuencias graves y muy graves en la salud y, por consiguiente, en el rendimiento laboral.

Desde todas las esferas empresariales e institucionales se lucha por identificar sus causas y síntomas para así implementar medidas preventivas efectivas. En España, contamos con el Plan Nacional de actuaciones preventivas de los efectos del exceso de temperatura sobre la salud,  que con carácter general, se activa el 16 de mayo y se prolonga hasta el 30 de septiembre de cada año (existe además un criterio de flexibilidad hacer un seguimiento durante los quince últimos días previos -1 al 15 mayo – los quince días posteriores – 1 al 15 octubre -). Se monitorizan las temperaturas máximas y los niveles de riesgo para la salud por altas temperaturas.

Todas las empresas, por tanto, han de contar con protocoles de estrés térmico en el trabajo para evitar episodios contraproducentes para la salud laboral.

Concepto de estrés térmico en el trabajo

El estrés térmico en el ámbito laboral se refiere a las condiciones extremas de temperatura que pueden afectar negativamente la salud de los trabajadores. Se produce cuando el cuerpo humano no puede regular su temperatura interna de manera efectiva debido a factores ambientales adversos. Esta situación puede ocurrir tanto en condiciones de calor extremo como de frío intenso.

Como bien sabemos, cuando la temperatura corporal supera un umbral crítico, se pueden desarrollar numerosos problemas de salud que van desde síntomas leves hasta condiciones potencialmente mortales.

En el trabajo, el estrés térmico está vinculado a varios factores. Que se desarrolle en exterior o en interior, en qué tipo de ambiente se realizan las labores, la indumentaria del trabajador, el nivel de esfuerzo físico requerido… Se deben reconocer las condiciones que contribuyen al estrés térmico para así implementar estrategias de reducción de riesgos.

Diferencias entre estrés térmico por calor y por frío

El estrés térmico se puede clasificar en dos tipos principales: por calor y por frío. Cada tipo tiene sus características y efectos en la salud.

Estrés térmico por calor

Este tipo de estrés ocurre en ambientes donde las temperaturas son elevadas. El cuerpo comienza a experimentar dificultades para mantener una temperatura adecuada. Los síntomas pueden incluir:

  • Deshidratación
  • Fatiga
  • Golpe de calor

Los trabajos al aire libre, como en construcciones o campos agrícolas, suelen ser más propensos a este tipo de estrés debido a la exposición continua a condiciones calurosas y a la radiación solar.

Estrés térmico por frío

Este tipo se presenta en entornos con temperaturas muy bajas y se caracteriza por la incapacidad del cuerpo para mantener su calor interno. Los síntomas más comunes incluyen:

  • Contracciones musculares
  • Hipotermia
  • Congelación

Situaciones laborales en ambientes al aire libre durante el invierno o en espacios cerrados mal climatizados pueden provocar este tipo de estrés térmico.

Importancia de la prevención de riesgos laborales

Desde la prevención de riesgos laborales podrán las empresas salvaguardar la salud de los trabajadores y establecer así, condiciones adecuadas en el entorno de trabajo. Habrá que implementar medidas de prevención para identificar, como ya hemos dicho, riesgos asociados al estrés térmico y minimizar las consecuencias adversas que pueden surgir, tanto a corto como a largo plazo.

A través de programas formativos, los trabajadores pueden aprender a reconocer los síntomas de estrés térmico, lo que les permitirá actuar rápidamente en caso de presentarse una situación de riesgo.

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Causas del estrés térmico

El estrés térmico puede ser provocado por múltiples factores presentes en el entorno laboral. Las causas pueden variar desde condiciones ambientales hasta características personales y de la indumentaria utilizada o, por supuesto, es esfuerzo y la dureza del trabajo a realizar.

Sobre esto último, de sobra es sabido que el esfuerzo físico excesivo es una de las principales causas de estrés térmico. Cuando los trabajadores realizan actividades que requieren una alta demanda de energía, el cuerpo genera calor adicional que se suma al ya existente en el entorno, lo que puede ser especialmente problemático en días calurosos.

Altas temperaturas

Nos suena especialmente de los meses de verano, ¿verdad? Las temperaturas elevadas del ambiente, efectivamente, son una de las causas más evidentes de estrés térmico. La combinación de calor extremo y esfuerzo físico puede llevar rápidamente a un sobrecalentamiento del cuerpo.

Factores meteorológicos como una ola de calor agravan considerablemente el riesgo de estrés térmico. La falta de viento y la alta humedad dificultan la evaporación del sudor, lo que impide al cuerpo mantener su temperatura dentro de límites saludables.

En cuanto a la exposición directa a la radiación solar, ésta también contribuye significativamente al estrés térmico. Trabajadores en entornos al aire libre, como la construcción y la agricultura, están particularmente vulnerables a este tipo de estrés cuando no se toman precauciones adecuadas.

Baja temperatura

También, cuando hay frío extremo, el estrés térmico puede manifestarse y suponer un peligro para la salud. Las previsibles inclemencias climáticas durante el invierno (vientos helados, nevadas, DANAS…) pueden provocar una pérdida de calor corporal considerable o congelaciones en áreas del cuerpo concretas en aquellos trabajos exteriores abiertamente expuestos a la meteorología.

En espacios cerrados sin un sistema de climatización adecuado, podemos también experimentar grandes variaciones de temperatura. Esto contribuye al estrés térmico, ya que los trabajadores pueden no estar correctamente protegidos de las inclemencias del tiempo.

Indumentaria inadecuada

La ropa que portemos ha de ser adecuada y proporcionada a nuestra exposición al estrés térmico laboral. Si es la apropiada, nos ayudará seguramente a mitigar los efectos del estrés térmico, mientras que la ropa inadecuada puede exacerbarlo.

Utilizar prendas fabricadas con materiales que no permiten la transpiración puede aumentar la acumulación de calor en el cuerpo. Las fibras sintéticas, por ejemplo, suelen atrapar el sudor, lo que interfiere con el mecanismo natural de enfriamiento del organismo.

Los equipos de protección personal (EPP) diseñados para salvaguardar a los trabajadores pueden, en algunos casos, contribuir al estrés térmico si no están concebidos para permitir la transpiración o si son demasiado pesados. Este fenómeno es particularmente relevante en trabajos que requieren el uso de EPP en ambientes calurosos.

Factores Personales

Las características individuales de cada trabajador también influyen en su susceptibilidad al estrés térmico. Estos factores pueden incluir condiciones físicas y hábitos de vida.

Los trabajadores que gozan de una buena condición física suelen ser más capaces de regular su temperatura corporal. Por el contrario, aquellos con problemas de salud o que carecen de entrenamiento físico pueden tener una capacidad reducida para afrontar el calor o el frío extremo.

La aclimatación es el proceso mediante el cual el organismo se adapta a condiciones térmicas externas. Si un trabajador no ha tenido suficiente tiempo para aclimatarse a temperaturas elevadas, su riesgo de sufrir estrés térmico aumenta notablemente.

Consumo de sustancias deshidratantes

No es recomendable el consumo de alcohol, cafeína o de ciertas medicaciones, ya que pueden afectar la hidratación del cuerpo. Esta deshidratación complicaría aún más la regulación de la temperatura, aumentando el riesgo de desarrollar estrés térmico en situaciones de calor extremo.

Efectos del estrés térmico en la salud

Como estamos viendo, el estrés térmico tiene un impacto significativo en la salud de los trabajadores, manifestándose a través de diversos síntomas y condiciones que pueden variar en gravedad. Tenemos síntomas inmediatos, condiciones severas y síntomas a largo plazo.

Síntomas inmediatos

Los síntomas inmediatos del estrés térmico suelen aparecer rápidamente cuando el cuerpo no puede regular su temperatura de manera efectiva. Estos signos iniciales son indicativos de que la persona está empezando a experimentar dificultades y requiere atención.

La fatiga es uno de los síntomas más comunes que experimentan los trabajadores expuestos al calor extremo. Este cansancio intenso puede dificultar la realización de tareas habituales. Con el paso del tiempo, la debilidad puede hacer que los trabajadores sean menos eficientes en sus labores y más propensos a cometer errores.

El dolor de cabeza puede ser otro signo importante de estrés térmico. Este síntoma puede ser provocado por la deshidratación y la tensión acumulada, y suele ser más pronunciado en condiciones de calor elevado. Los trabajadores pueden experimentar desde molestias ligeras hasta dolores intensos que interfieren con su capacidad para concentrarse y trabajar de manera efectiva.

Condiciones severas

Si no se toman medidas adecuadas, el estrés térmico puede evolucionar hacia condiciones severas que amenazan la vida. Estas situaciones requieren atención médica inmediata y pueden tener consecuencias graves para la salud.

El golpe de calor es una de las manifestaciones más peligrosas del estrés térmico. Se presenta cuando el cuerpo alcanza una temperatura central crítica, superando los 40 ºC, y es incapaz de enfriarse. Los síntomas pueden incluir confusión, pérdida de conciencia, convulsiones y daños en órganos vitales. Esta condición puede ser mortal si no se trata rápidamente.

Por otro lado, la congelación se produce en situaciones de estrés térmico por frío. Esta condición afecta generalmente a las extremidades, como los dedos de las manos y pies, y puede causar daño permanente en los tejidos si la exposición al frío extremo persiste. La falta de sensibilidad en la zona afectada puede ser un signo de alerta de esta grave situación.

Efectos a largo plazo

Los efectos del estrés térmico no solo se limitan a síntomas inmediatos o condiciones severas. La exposición prolongada a temperaturas extremas puede conducir a efectos adversos permanentes en la salud de los trabajadores.

El debilitamiento general se manifiesta como una disminución en la resistencia física y mental. Los trabajadores pueden experimentar una reducción de su capacidad para realizar actividades cotidianas, lo que repercute en su calidad de vida y productividad laboral. Esta condición puede estar asociada con el agotamiento constante y la falta de motivación.

La exposición al estrés térmico también puede aumentar el riesgo de desarrollar problemas cardíacos. El corazón debe trabajar más intensamente para regular la temperatura corporal, lo que podría resultar en un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares a largo plazo.

Esta situación es especialmente relevante para aquellos que ya tienen una predisposición a problemas cardíacos o condiciones de salud subyacentes.

Factores de riesgo en el entorno laboral

En los trabajos desarrollados al aire libre, en los que las personas están especialmente expuestas a las variaciones climáticas, incrementa exponencialmente el riesgo de estrés térmico. Hablamos de sectores como la agricultura, la construcción o servicios públicos (limpieza, estacionamiento, mantenimiento…).

Pero no solo los trabajos al aire libre son problemáticos. Las labores en ambientes cerrados también pueden presentar riesgos significativos, especialmente si las condiciones de ventilación y climatización no son las adecuadas.

Entornos como el existente en las fábricas, donde la maquinaria y el equipo generan calor, los trabajadores pueden experimentar un aumento en la temperatura ambiental. Si estas instalaciones no están correctamente climatizadas, el ambiente puede volverse sofocante, lo que provoca un aumento en la probabilidad de sufrir estrés térmico. Además, la actividad física frecuente en entornos industriales puede agravar esta situación.

Del mismo modo, las oficinas que carecen de sistemas de climatización adecuados también pueden llegar a convertirse en un entorno problemático durante el verano. Es cierto que la actividad física en estos espacios suele ser mínima, pero si se acumula mucho calor en el interior, puede perfectamente afectar la capacidad de concentración y el bienestar general de los trabajadores. Si hay falta de ventilación, la sensación de fatiga y somnolencia será mayor.

Exposición prolongada

La duración de la exposición a condiciones térmicas adversas es un factor, también, muy a tener en cuenta. La exposición prolongada a altas temperaturas, sin la debida protección o medidas de prevención, llevará a buen seguro a un aumento significativo del riesgo de estrés térmico.

Se deben evitar horarios de trabajo rígidos, que no permitan ajustes según las condiciones climáticas también son un factor de riesgo.

Estrategias específicas contra el estrés térmico

Si hablamos de un estrés térmico causado por el intenso calor, aconsejamos:

Implementación de aires acondicionados

Los aires acondicionados no solo reducen la temperatura del espacio laboral, sino que también controlan la humedad, creando un ambiente más confortable y seguro para los empleados. Siempre a temperaturas moderadas

Importante siempre realizar un mantenimiento regular de estos equipos para asegurar su buen funcionamiento y eficiencia y que no fallen en los momentos más críticos.

Adaptar los horarios de trabajo

Ajustar los horarios de trabajo es una estrategia eficaz para minimizar la exposición al calor extremo. Programar las actividades más intensivas en períodos del día más frescos, como en la mañana o al final de la tarde, puede ser beneficioso. De este modo, se reduce la posibilidad de sufrir los efectos negativos de las altas temperaturas.

Haciendo rotaciones

Implementar un sistema de rotación de tareas puede ayudar a limitar la cantidad de tiempo que cada trabajador pasa expuesto al calor. Esta técnica hará que los trabajadores alternen entre diferentes actividades, algunas de las cuales pueden ser menos intensivas o realizadas en áreas más frescas.

Las rotaciones efectivas garantizan que todo el personal reciba pausas regulares y así se minimice la fatiga y el riesgo de sufrir estrés térmico.

Descansos frecuentes en áreas frescas

Se debe descansar frecuentemente en zonas frescas, si están acondicionadas para ello, mejor que mejor. Ir a espacios sombreados o con aire acondicionado donde los trabajadores puedan rehidratarse y recuperarse del calor es un paso fundamental.

En contextos de estrés térmico por frío, igualmente:

Uso de ropa térmica y calentadores de manos

Este tipo de vestimenta es la señalada para mantener el calor corporal y evitar la pérdida de temperatura. Seleccionar ropa confeccionada por materiales que aíslen bien y que sean transpirables. Hay que huir de la acumulación de humedad que podría generar una sensación de frío.

En situaciones laborales al aire libre, los calentadores de manos se presentan como un complemento efectivo. Son dispositivos que se activan al contacto con el aire y proporcionan calor en las manos, previniendo la pérdida de sensibilidad y el riesgo de congelación.

Habilitar áreas de descanso climatizadas

Que en las instalaciones de trabajo existan espacios de descanso climatizados es lo deseado en estas situaciones. Ayudarán a los trabajadores a recuperarse del frío. Áreas con calefacción a temperaturas moderadas.

Se deben programar descansos regulares en estos espacios, garantizando que los afectados por el frío tengan la oportunidad de calentar su cuerpo y rehidratarse.

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Ajustar los horarios para evitar las horas más frías

Si el riesgo es alto, hay que modificar los horarios de trabajo para reducir la exposición al frío extremo. Se sugiere programar las tareas más exigentes durante las horas más cálidas del día, evitando las primeras horas de la mañana y el atardecer, cuando las temperaturas tienden a bajar considerablemente.

Usar equipos de protección individual

Los Equipos de Protección Individual (EPI) son esenciales para resguardar a los trabajadores del frío extremo. Estos equipos deben incluir prendas específicas, como chaquetas térmicas, guantes, bufandas y gorros, que cubran y aíslen las partes del cuerpo más vulnerables.

Serán las empresas quienes evalúen las condiciones laborales y proporcionen los EPI adecuados según el tipo de actividad y el clima.

Normativa en España sobre estrés térmico

Además de la propia Ley de Prevención de Riesgos Laborales (31/1995), que establece principios fundamentales como la exigencia a los empleadores de evaluar los riesgos (incluida la exposición a condiciones térmicas adversas), la implementación de medidas preventivas y de protección efectivas y la información y formación adecuada a los trabajadores sobre los riesgos térmicos, hace pocos meses el Ministerio de Sanidad introdujo un cambio normativo acerca de los trabajos con riesgo de estrés térmico por ambientes calurosos en épocas de elevadas temperaturas.

Plan Nacional de Actuaciones Preventivas de los efectos de las temperaturas sobre la salud

Antes lo mencionábamos, al principio del artículo. El objetivo de este plan es introducir, en el periodo más caluroso del año, que se estable del 16 de mayo al 30 de septiembre, medidas preventivas suficientes para proteger a los trabajadores que lleven a cabo sus labores profesionales al aire libre.

Las altas temperaturas causan muertes cada año en nuestro país, y se pretende reducir los riesgos asociados a estas altas temperaturas a través de una continua monitorización de esas temperaturas máximas para reaccionar a tiempo a esos cortos periodos de tiempo donde se producen aumentos de temperatura anómalos y peligrosos.

Medidas del protocolo para empresas

Promover y cuidar que todo el personal esté aclimatado al calor de acuerdo con el esfuerzo físico que vayan a realizar. Establecer programas de aclimatación del personal a las condiciones calurosas.

• Evitar el trabajo en solitario.

• Poner agua potable a disposición de las personas trabajadoras.

• Disponer de una zona con sombra habilitada (mediante, por ejemplo: pérgola, toldo, …) y si es posible, con mesas y sillas. Este lugar se encontrará habilitado para que el personal pueda realizar los descansos.

• Proveer de un botiquín de Primeros Auxilios, y cartel con teléfonos de emergencia. Preferiblemente ubicarlo en las zonas habilitadas para el descanso.

• Permitir a la persona trabajadora, en la medida de lo posible, adaptar su propio ritmo de trabajo.

• Informar a las personas trabajadoras sobre los riesgos relacionados con el calor, sus efectos y las medidas preventivas y de primeros auxilios que hay que adoptar.

• Garantizar una vigilancia de la salud específica a todo el personal, con atención preferente a las personas trabajadoras especialmente sensibles (problemas cardiovasculares, respiratorios, renales, diabetes, obesos, mayores de 55 años …).

Medidas del protocolo para trabajadores

• Procurar vestir con ropas amplias (siempre que no se trabaje cerca de maquinaria), de tejido ligero, transpirable y colores claros.

• Proteger la cabeza con gorra o sombrero. Hacer uso de cremas de protección solar.

Beber agua con frecuencia, aunque no se tenga sed, para reponer líquidos ysales perdidas en la sudoración. Realizar un consumo adecuado de sal en las comidas. Evitar comidas copiosas y con grasa. No tomar alcohol (cerveza, vino etc.) ni drogas. Evitar bebidas con cafeína (café, refrescos de cola, etc.) y también las bebidas muy azucaradas (>6%).

• Informar a la empresa de todo problema que detecte y pueda suponer un aumento de riesgo:

▪ Fallos del abastecimiento de agua, de los sistemas de climatización

▪ Uso de ropa de trabajo inadecuada…

• Utilizar siempre que sea posible ayudas mecánicas.

• Solicitar consejo médico si han tenido alguna vez problemas con el calor osobre enfermedades crónicas que puedan padecer o sobre la medicación que están tomando.

• Ducharse y refrescarse al finalizar el trabajo Dormir suficiente número de horas (7 a 8 h) para recuperarse bien…

Guía Técnica del INSHT

El Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSHT) ha desarrollado una guía técnica que proporciona recomendaciones prácticas sobre cómo prevenir el estrés térmico. Este documento detalla aspectos específicos relacionados con la evaluación del riesgo térmico y ofrece orientaciones sobre la implementación de medidas de control.

  • Definición de métodos de medición de la temperatura y la humedad ambiental.
  • Recomendaciones sobre indumentaria y equipos de protección personal adecuados.
  • Establecimiento de procedimientos para la formación y sensibilización de los trabajadores.

Conclusiones

Los trabajadores deben recibir información adecuada sobre cómo identificar síntomas y qué acciones tomar en caso de exposición a condiciones adversas. Conviene implementar programas de formación periódicos y brindar material informativo accesible.

Vemos del mismo modo imprescindible garantizar la disponibilidad de agua potable en todas las áreas de trabajo (la hidratación adecuada ayuda a los trabajadores a mantener una temperatura corporal óptima), disponer de zonas de descanso para permitir que los trabajadores se recuperen, y asegurase de que la vestimenta que usan los trabajadores les proteja y facilite mantener una temperatura adecuada.

Por último, decir que la prevención del estrés térmico ha de ser rigurosa en los entornos laborales. Protege la salud y contribuye al rendimiento general de la organización (ambiente, productividad…).

Desde Taprega, como especialistas en seguridad en el trabajo y planes de prevención de riesgos laborales, conocemos a la perfección los protololos, medidas y actuaciones a llevar a cabo en las empresas para no sufrir de estrés térmico.

Cualquier duda, consulta o asesoramiento, no dudéis en contactar con nuestros profesionales.

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